lunes, 20 de febrero de 2012

la playa de los ahogados ....

"El padre miró a su hermano, cuyos ojos sonreían tras la mascarilla, y Caldas contempló fascinado cómo comenzaban a hablar sin necesidad de palabras, mirándose y moviendo los músculos del rostro, comunicándose en el lenguaje que conservan los que tienen en la infancia un idioma común"

"Tampoco se había conmovido la tarde anterior en la sala de autopsias, cuando Guzmán Barrio descorrió la funda que envolvía el cuerpo desnudo de Justo Castelo; sin embargo, la sonrisa en el rostro cansado de su madre le obligó a tragar saliva. A Leo Caldas no le dolían los muertos, le dolían los vivos"

"- Ten valor, Leo.
- ¿Valor?
- Valor, sí. Llámala-dijo su padre-. Vuelve con ella. Ten una familia, hijos o lo que quiera.
- ¿Hijos?
- ¡Qué más te da! Es cuestión de prioridades. ¿Crees que a mí me gustabas tú?
El inspector le miró de reojo. Su padre sonreía.
- Antes de conocerte, quiero decir.
- Yo no sé si podría -susurró Leo, pensando en alto-. No querría que crecieran sin un padre.
- No exageres, coño. Ser policía no es ir al frente.
- Yo no hablo de morirme -dijo Caldas-. Hablo de no estar.
Su padre se sentó en el coche. Arrancó el motor, encendió las luces y bajó las ventanilla.
- Cada uno lo hace lo mejor que puede, Leo.
- Lo sé -afirmó Caldas, y dio golpecitos en el capó-. Hasta mañana. Y no te preocupes por mí. Ya maduraré.
- No se madura, Leo -replicó su padre antes de acelerar y dejarlo de pie en el aparcamiento-. Sólo se envejece."

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